Etapa primera

Tema del día. «FALTÓ EL VINO»

¿Qué tal has descansado en Puente del Arzobispo? Si paseas por sus calles no tardarás en darte cuente que la vida de este pueblo gira en torno a la cerámica. Es un precioso lugar de alfareros, cuyo puente fue construido para llevar a los peregrinos a Guadalupe. Y de aquí salimos, hacia Aldeanueva de San Bartolomé.

Cuando empezamos a caminar comenzamos a experimentar el cansancio, sobre todo cuando no estamos acostumbrados. Por eso, conviene también descansar y hacer paradas para tomar el aire y poder después continuar. Pero no solo físicamente. Una de las primeras enseñanzas de la peregrinación es tomar consciencia de la necesidad que tenemos de descansar el cuerpo… y el corazón. El corazón, como el cuerpo, también se cansa, e incluso enferma. Y eso es el pecado: la enfermedad del corazón, las heridas que nos hacemos en el interior.

También se refleja algo de esto en lo que ocurrió en Caná. Las alegrías humanas, cuando no se abren al amor de Dios, quedan vacías y degeneran. De hecho, dice el Evangelio: “Y faltó el vino”. Faltó el vino de la fiesta, se estaba acabando la alegría. Y, ¿quién sería capaz de arreglar esto? Dios sabe de nuestras miserias, conoce nuestras carencias y desea reparar el corazón. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). Sí, Dios Padre ama a cada hijo, a cada hijo quiere vestirlo de fiesta e invitarlo a la boda. Por eso, el mismo Cristo vino a buscarnos. No solo envió mensajeros, sino que Él mismo vino a buscar a cada oveja perdida. Él es el Buen Pastor que busca a la oveja perdida, la rescata de los peligros, la carga sobre sus hombros, cura sus heridas y la guía al redil, a la casa del Padre.

Y María… ¿Quién es la Virgen María? Ella es la “Puerta del Cielo”, la que dio paso al Rey a este mundo. Ella es la que lo engendró por amor en su Corazón, la que lo dio a luz en Belén y la que nos lo entregó como Salvador. Ella es la que no se cansa de llevar a cada hijo a la presencia de su Hijo y revestirlo con inmenso amor. ¡Sí, sí! ¡Tú también eres su hijo! Ella te dio a luz para la vida de Dios. Y Ella es la que tiene los tesoros de la Redención. A Ella ha dado su Hijo el poder de alcanzarnos los regalos del Cielo que van transformando nuestra vida en una vida según el querer de Dios. ¿Qué no tienes el vestido de fiesta? ¿Qué también a ti se te gasta el vino del amor? No te preocupes, Ella quiere acercarte a su Hijo y restaurar tu corazón.

¡Cuántas veces quisiéramos volver a la infancia para evitar tantos tropiezos! ¡Cuántas veces nos gustaría no estar marcados por tantas malas experiencias o heridas en el interior! Pues… tengo una Buena Noticia: ¡Jesucristo ha resucitado! ¡Él es tu Redentor! “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre, y por nuestra causa fue crucificado… y resucitó”. Así nos salvó. Y María, por su fe, se ha hecho colaboradora de su Hijo Salvador. Ella es la Inmaculada, la Nueva Eva que con el Nuevo Adán han dado origen a la nueva humanidad de los hijos de Dios. ¡Ella te dio a luz para el Cielo! Y Ella está a tu lado para restaurar tu corazón llevándote hacia su Hijo. Jesús te la dio como Madre al pie de la Cruz, de modo que tú puedes decir con los santos: “La Madre de Dios es mi Madre”. Ella y el Espíritu Santo son los regalos que te hizo Jesús para formar en ti el corazón nuevo de hijo de Dios, para restaurar el corazón herido por el pecado y “volver a nacer”, para preservarte de todo mal y hacerte crecer hacia una vida nueva. ¿Quieres volver a nacer? Díselo a la Virgen. Ella sabe que el agua puede convertirse en vino. Confía en el poder de su Corazón. Al faltarte el vino… Vuelve tus ojos a la Virgen, vuelve tus ojos al Señor y espéralo todo de su inmenso amor.

 

Itinerario físico. PUENTE DEL ARZOBISPO

 

ORACIÓN DEL DÍA

 

CATEQUESIS DEL DÍA. «LA FE DE MARÍA»

El Catecismo de la Iglesia Católica recoge la doctrina sobre la Virgen María expresada en el Concilio en dos partes distintas:

1. María y Jesucristo: Jesús fue “concebido por obra y gracia del Espíritu

Santo y nació de santa María Virgen”.

“De la descendencia de Eva, Dios eligió a la Virgen María para ser la Madre de su Hijo. Ella «llena de gracia», es «el fruto excelente de la redención», desde el primer instante de su concepción, fue totalmente preservada de la mancha del pecado original y permaneció pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida” (CEC n. 508).

“La Virgen María «colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres». Ella pronunció su «fiat» loco totius humanae naturae («ocupando el lugar de toda la naturaleza humana»): por su obediencia, ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes” (CEC n. 511).

2. María y la Iglesia: María como “Madre de Cristo y Madre de la Iglesia”.

“Al pronunciar el Fiat en la Anunciación y al dar su consentimiento al misterio de la Encarnación, María colaboró ya en toda la obra que debe llevar a cabo su Hijo. Ella es madre allí donde Él es Salvador y Cabeza del Cuerpo místico” (CEC n. 973).

“Creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo ejercitando su oficio materno con respecto a los miembros de Cristo” (CEC n. 975).

Nuestra Madre es modelo de fe. «Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cfr. Lc 1, 38). En la visita a Isabel entonó su canto de alabanza al Omnipotente por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él (cfr. Lc 1, 46-55). Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad (cfr. Lc 2, 6-7). Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes (cfr. Mt 2, 13-15). Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con él hasta el Calvario (cfr. Jn 19, 25-27). Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón (cfr. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cfr. Hch 1, 14; 2, 1-4)»

La Santísima Virgen «vive totalmente de la fe en relación con el Señor; está en actitud de escucha, atenta a captar los signos de Dios en el camino de su pueblo; está inserta en una historia de fe y de esperanza en las promesas de Dios, que constituye el tejido de su existencia» (Benedicto XVI)

María y el arte: La fe de María se expresa también en todas las formas del arte: esculturas, retablos, poesía, música, etc. Los retablos y artesonados son, en algunas ocasiones, un muestrario artístico de las virtudes y cualidades de la Santísima Virgen María. Leerlos y contemplarlos desde la fe de la Iglesia en Nuestra Señora –creemos-, se convierte en un motivo más para expresar nuestra fe –creo-. Cualquiera de las verdades expresadas en el Catecismo de la Iglesia Católica acerca de Santa María pueden ser explicadas contemplando nuestras imágenes.

 

PERSONAJE DEL DÍA

SAN JUAN PABLO II

Karol Józef Wojtyła, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska.

Fue bautizado el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.

Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha y tras la segunda guerra mundial, fue ordenado sacerdote en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.

Seguidamente fue enviado a Roma, donde se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz.

En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951. Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Ética Social en el seminario mayor de Cracovia

El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia).

El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967.

Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.

Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.

Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.

Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos le rindieron homenaje.

El Papa Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011.

El Santo Padre Francisco lo canonizó, junto a Juan XXIII, el 27 de abril del 2014.

JUAN PABLO II EN GUADALUPE

Fue el día 4 de noviembre de 1982, fiesta de San Carlos Borromeo, cuando el Papa viajero llegó hasta los pies de la Virgen de Guadalupe.

Por decisión propia, aprovechando su primera visita a España, Juan Pablo II quiso celebrar su onomástica a los pies de la Virgen de la Evangelización de América.

Al llegar a la Puebla de Guadalupe, el Papa, lo primero que hizo fue hincarse ante la Virgen y rezar durante varios minutos bajo un silencio que ponía los pelos de punta a todos los que presenciaron aquel acto multitudinario. El Papa no sólo se unió espiritualmente aquella mañana a Santa María para celebrar su santo, sino que públicamente reconoció el lugar especial de la Patrona de los extremeños en la evangelización americana, como queriendo decir: «Tú eres la verdadera Reina de la Hispanidad, la Reina de la labor de España en América».

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Toda su vida estuvo marcada por el amor a la Madre de Dios que quedo reflejado en su lema TOTUS TUUS (Todo tuyo). En el siguiente video se relata, brevemente, como a lo largo de su Pontificado, se manifestó ese amor a la Virgen.

 

 

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